Escucha el artículo
|
Voy a comenzar por el final: ahora me voy a airear un rato. Lo necesito.
Voy a transcribir una reflexión de todo un señor intelectual: José Luis Sampedro: «La opinión pública está influida por los medios de comunicación y los medios están en manos de quienes mandan y los que mandan favorecen a los que dicen lo que a ellos les conviene y borran todo lo que no les conviene. Así que la opinión pública es, sobre todo, opinión mediática».
Se nota mucho ese papel al que juega el poderoso poder mediático, que hace casi INVISIBLES las acertadas decisiones del actual gobierno: subidas del SMI, mejora en los contratos, bajada del paro, hacer políticas dirigidas a apoyar a las clases más desfavorecidas (IMV), ayudas al combustible, hacer que paguen más quienes más tienen, respetar las decisiones de las mujeres, ensanchar las políticas de cuidados, de las familias, de la vivienda etc., etc. En definitiva, proteger más la democracia. Sin embargo, lo que más se oye y se difunde entre los medios televisivos, que lo hacen repetitivo y hasta la saciedad, es que tenemos un gobierno ilegitimo, filo etarra, independentista y social comunista. O sea le dan más voz y protagonismo social a los que no aceptan los resultados dictados por las urnas. ¿Por qué se desgañitan difundiendo ruidos, conflictos prefabricados en despachos a través de noticias falsas y tergiversadas, y sin embargo no informan de las medidas que benefician al conjunto de la ciudadanía? ¿Con qué finalidad hacen eso? Sencilla respuesta: para hacer anti política, para sembrar en la mente de la ciudadanía hartazgo y rechazo…
Esta deriva del poder mediático y judicial corrompe su esencia, que es informar y hacer justicia, pues destruye la confianza del ciudadano y esto es muy peligroso en una democracia porque hace perder credibilidad en ella. Se sabe que la democracia lleva implícito la diversidad de opiniones, pero no se debe confundir eso con la ampliación y difusión de imágenes y mensajes de odio, xenofobia y exaltación y blanqueo a filo nazis, neofascistas, ultraconservadores… porque esa estrategia sistemática es un atropello a la democracia. La historia nos ha enseñando que lo que hoy son enanos, mañana serán monstruos voraces.
Los que pintamos canas y hemos conocido otra realidad informativa, sabemos diferenciar lo que era un programa de debate de ideas, como era La Clave, conducido por José Luis Balbín con las tertulias actuales que son jaulas de grillos donde se insultan (unos más que otros) y se dicen mentiras y más mentiras (unos más que otros) sin las mínimas argumentaciones salvo el ruido, los bulos y las fake news. Es una pena que se le robe el poder de la reflexión a la gente porque no se dan cuenta lo que están perdiendo en el camino. Cuando se oye esa típica expresión ciudadana: «todos son iguales», es que ya son rehenes de esos medios de desinformación. Ahora voy a poner en mi boca una frase cervantina de su ilustre D. Quijote: «… es más viento que humo», o sea, dicen y redicen algo que tal vez nunca llegará a pasar, pero que lo difunden con tal ímpetu que muchos se lo creen a pies juntillas. La imbecilidad elevada al cubo. ¡Pues no! No todos son iguales. Hay quienes defienden la esencia de la democracia y la sirven y otros que la insultan y la pervierten. Y no es tan difícil diferenciarlos. Así que sugiero no ver tantos programas tertulianos, saber entender quienes son los que mandan en los telediarios porque se están convirtiendo en basura y en algo nocivo, es mejor aislarse y buscar otras fuentes de información más fiables, que hay muchas.
Ahora me voy a airear un rato. Lo necesito.
Antonio Durán, maestro jubilado