¡Tiempos pasados! La palabra pertenece a tiempos pasados, o mejor dicho, el concepto de «mentidero» original es de tiempos pretéritos. En todos los pueblos había una plaza, una taberna o algún lugar al que se le llamaba el «Mentidero» (así, con mayúsculas).
![](https://tuperiodico.soy/wp-content/uploads/plaza_mentidero.png)
Tuve la suerte de descubrir la semántica del término «mentidero», hace algunos años cuando, hablando con un campesino, un bracero como se decía antaño, me explicó las mentiras que se decían en aquella plaza.
—… y por eso a esto se le dice la Plaza del Mentidero— sentenció con rotundidad.
La plaza en cuestión cumplía una función que ya casi ha desaparecido, por fortuna, en todos nuestros pueblos: a ella acudían los obreros del campo a buscar tajo, es decir a ver si cuando llegaba el capataz de alguna finca tenía la suerte de escuchar la frase mágica que le aseguraba el sustento por un día más:
— «Tú, mañana a las siete aquí con el amocafre (por cierto que se recoge en el Diccionario de la RAE como almocafre) pá escardá la remolacha».
![](https://tuperiodico.soy/wp-content/uploads/escarda_remolacha.jpg)
El rito exigía que a continuación se tomara un vasillo de vino peleón, con los consabidos chochitos o altramuces y a casa a preparar el hato (jato en andaluz) y la taleguilla con el pan, el «cacho» de tocino y el medio litrillo. Cuando el hombre llegaba a su casa y lo comentaba, el suspiro de su mujer quería decir dos cosas: que no había que ir a la tienda a pedir fiado y que otro día podrían comer caliente.
Era así de precaria la economía de la mayoría de las familias en nuestra tierra. Y no hablamos de hace 100 o 200 años, lo que comentamos es de hace tan solo 50 y pocos años, y hasta algunos menos. Evidentemente, la vida ha mejorado, a pesar de los deseos contrarios de algunos que siguen resistiendo en sus trasnochadas trincheras.
Hoy el término mentidero, es decir, el lugar donde se dicen mentiras, debería ser aplicado a los escaños ocupados, por una parte, de la clase política (seamos justos que todavía quedan políticos honrados). Es una vergüenza ver cómo se quita del objetivo de las cámaras al desvergonzado de turno que aprovecha su posición para cobrar comisiones ilegales, cómo se eluden preguntas comprometidas por supuestos líderes en las entrevistas, cómo se maniobra y manipula para que lo importante sea un niño que su madre lleva en brazos, cómo se dice que se está dispuesto a dialogar pero no ceder ni un centímetro, etc.
Se engaña, se miente, se manipula, se adulteran palabras y conceptos, se falsean intenciones, se falta a la verdad… hay muchos términos para decir que se utilizan las palabras, y los puestos, para fines que nada tienen que ver con los intereses de la ciudadanía.
Hoy los mentideros están ahí, donde usted y yo sabemos. Y lo peor es que no se pueden clausurar esos lugares malolientes, donde impera la mentira, y que molestan a cualquier persona con principios.