A un mes y cinco días de las decisivas elecciones generales he de confesar que me he hecho «conservador». Intentaré explicarlo.
Ante ese giro copernicano que recorre la esfera occidental: Orban, Andrzej Duda, Bolsonaro, Trump, De Santis, Meloni, Le Pen y los avances de los partidos de las extremas derechas en Alemania, Suecia, Finlandia, Holanda, Austria y ¡cómo no! España nos indican que las fatales realidades del pasado están presentes aquí y ahora. Así que ser conservador en estos tiempos es preservar los valores de la tolerancia, del respeto, de la esencia de la democracia liberal frente a esa ventisca fría y depredadora que te helará el corazón.
Algo que era impensable en décadas atrás, pues habría hecho saltar todas las alarmas de la sociedad y provocado multitud de titulares en los periódicos, radios y televisiones advirtiéndonos que la tolerancia sería reducida o destruida por los intolerantes a través de sus discursos de odio, fanatismo, dogmas, homofobias, racismo, etc. Sin embargo, blanqueamiento, es la respuesta que se le ha dado. Precisamente esa tendencia de cambio radical del trabajo periodístico como fórmula de comunicación social por un periodismo de lo chabacano a lo Inda, a lo Ana Rosa, fabricantes de bulos, de falsas noticias, de ocultación de la realidad, etc., sea el motor de cambio que, a base de insistencia y argumentaciones simples, hace dar la vuelta; a unos, para convertirlos en hooligans de un nacionalismo estrecho y corto de miras donde el catecismo que profesan es el odio al prójimo y a otros en «conservadores» de lo que manda según la «ley de Dios».
Hoy ser conservador es protegerse de esa retórica patriotera, de las injerencias de las cúpulas judiciales que toman partido. Es defenderse de esas élites eclesiales, económicas y mediáticas que llevan tiempo propiciando una cosmética democrática a esas organizaciones y a sus dirigentes que en esencia no lo son. Necesitamos ser conservadores frente a los usurpadores de la libertad. La libertad no es una palabra escrita en un papel con la fotografía de Ayuso y que solo puedan disfrutarla unos pocos. La libertad es enlazar esa palabra a los conceptos de responsabilidad social para tejer entre todas y todos una sociedad mejor, más solidaria y menos desigual.
Hoy ser conservador es oponerse a ese mundo al revés que cada vez está más poblado de engendros monstruosos e ilógicos, que con sus negacionismos rompen el sentido lógico y la ley natural. Es aprender a no perder la perspectiva y saber diferenciar entre Barbarie y Civilización. Es optar para que en nuestras vidas no vuelvan haber más «noches de los cristales rotos».
Hoy ser conservador es enfrentarse a ese avance que se ha dado en Andalucía, en Castilla y León o en el acuerdo de Valencia. Es frenar a ese PPVOX que ni es moderado, ni buen gestor ni dialogante, sino sus opuestos: ultraconservador, farsante y ultraderechista. Sembradores de desigualdad. Es incomprensible que sea el PP, el primer partido condenado por corrupción por tres veces consecutivas y que siga teniendo el beneplácito del poder mediático y ese nivel de apoyo popular de las clases trabajadoras.
De cara al 23 de julio nos jugamos mucho. Habrá que tocar incesantemente la campana para que esa masa ingente, silenciosa y abstencionista decida salir de esa cueva callada y hacerse oír a través del voto. De ese voto necesario que haga de dique de contención a ese jauría que destruirá todos los avances sociales y los derechos conseguido en este Gobierno de Coalición. También dependerá, sobre todo, de los millones de votantes progresistas que fundamentan su moralidad en los principios de igualdad, tolerancia, progreso social. Defender lo conquistado para seguir avanzando.
Aprovecho esta plataforma que me brinda Tu Periódico Soy para deciros que movilicéis a vuestras amistades y familiares a participar en esta hermosa aventura para que la vanguardia siga siendo el timón necesario que nos lleve al puerto del Bienestar y no al del Malestar. O Civilización o Barbarie, en eso consiste la elección en el próximo 23 de julio. Frente a la ofensiva reaccionaria: conservemos lo conquistado y seguir avanzando en derechos ¡seamos «conservadores»! Y pongamos lo mejor de nosotros y nosotras al servicio de la confluencia y contribuyamos a que Andalucía y todos los territorios del estado español los mejores resultados posibles. Démosles vida y prosperidad a nuestros votos, porque sólo hay dos vías: PSOE y SUMAR (Civilización) o PP y VOX (Barbarie).