Tiene su pizca de gracia lo de la sesión de investidura del Sr. Feijóo. Y no es porque tanto él como su equipo, hayan confundido un voto de censura a un Presidente del Gobierno en funciones, o una sesión de castigo a un no candidato, con lo que de verdad, al menos formalmente, se trataba: un debate de investidura en el que el candidato a la misma era el máximo dirigente del partido conservador español.
El comienzo, la puesta en escena o el inicio del teatrillo montado por el líder del partido de la oposición, la verdad es que prometía: un desfile de escolares girando excursión al Congreso de los Diputados tenía más seriedad y empaque que la «entrada triunfal» de los conservadores. Un amigo me dice que eso parecía una marcha ñus, esos rumiantes africanos que se desplazan en enormes manadas. Tal era la impresión que le daba a mi amigo aquella «estampida» que se dirigía al Congreso.
Para mí, y así se lo comenté a mi acompañante y sufridor posterior de la monotonía del Sr. Feijóo en lo que, al menos supuestamente, sería la presentación de su candidatura para presidir este país, el susodicho desfile me recordó las imágenes anacrónicas y distorsionadas de tiempos pretéritos que, al menos eso parecía, sólo quedaban en la memoria de las personas de mucha edad, las imágenes de aquellas multitudinarias «adhesiones» de la plaza de Oriente.
Lo estuvimos discutiendo y al final llegamos a un consenso: aquel desfile podríamos compararlo con las marchas televisivas de los nomos, con Papá Nomo al frente, escoltado por la plana mayor y seguido por los nomos de a pie. Porque comparar el inusitado «desfile», concebido como anticipo de la salida (frustrada) a hombros del maestro, con otros relatos como «El Príncipe, Blancanieves y sus muchachos», sería extrapolar la «hazaña» a otros parámetros que es preferible no tocar, sobre todo por no dejar en ridículo a los actuantes.
En otro contexto, ya más serio, la entrada de Feijóo con sus diputados fue el toque grotesco, carnavalesco y cómico, o tal vez de todo un poco, que sobra en toda acción o comportamiento serio que se le supone a la clase política. Eso de que el macho alfa sea seguido borreguilmente por el resto de la manada, es cuando menos insultante para los ciudadanos que votaron, no entraremos en las razones por las cuales sería algo para estudiar a fondo, a los conservadores.
Luego, durante el debate, se pudo ver alguna que otra carita descompuesta y cómo, en un ejercicio de fidelidad hacia el líder, la diputada Cuca Gamarra, el diputado Elías Bendodo y algún que otro del círculo más cercano al «líder», resultaron infructuosos los esfuerzos para que Feijóo no hiciera demasiado el ridículo ante el fuera de juego que ocasionó la jugada maestra de Sánchez, cediendo el turno de palabra para responder a la diatriba (no hubo programa, ni propuestas, ni medidas, ni… del aspirante aunque sí bastantes datos falsos o como menos, siendo generosos, inexactos) del Sr. Feijóo a un diputado inesperado, pero que resultó ser la horma del zapato a toda la cantinela de los populares durante, antes y posiblemente después de la campaña electoral. Óscar Puente, resultó ser un martillo pilón que derrumbó las frágiles murallas de un candidato débil, poco documentado, falto de recursos y que a veces parece no entender los datos que le suministran sus asesores. Ver cómo se descomponían las caras de Feijóo, Cuca y Bendodo sobre todo, era un poema y el reflejo del contenido de sus cerebros: el vacío más absoluto.
Para sorpresa la traca final de la bancada de la «gente de buena clase» que, cuando se quedan sin argumentos, con bastante frecuencia, muestran su mala educación insultando como argumento estrella del debate. Era la conversión de los «nomos» en «trols». ¡Cosas veredes, amigo Sancho!
El problema, o uno de los problemas de los conservadores españoles, es que han confundido una sesión de investidura con una moción de censura a un Presidente de un Gobierno en funciones. Otro asunto será cuando el Sr. Sánchez sea nombrado candidato a Presidente del Gobierno y haya de someterse a la Investidura. En tanto no se produzca esa situación, el PP debe aportar propuestas, ideas y diálogo en beneficio de España y dejar de intentar engañar a los ciudadanos.
Mi amigo y yo llegábamos a una conclusión: Mal muy mal debe andar la derecha de este país cuando mantienen a personajes de segunda o tercera fila como el tal Feijóo, la desfasada Cuca y el albardán 1Albardán: Bufón. Proviene del árabe hispánico albardán con el significado de descarado, y éste del árabe clásico bardán, fresco de mollera, necio de Bendodo.
Notas al pie
- 1Albardán: Bufón. Proviene del árabe hispánico albardán con el significado de descarado, y éste del árabe clásico bardán, fresco de mollera, necio