Vivimos en un momento histórico en que los avances feministas son palpables. En la actualidad, el feminismo ha logrado progresos significativos en todo el mundo. En España también. Hay una mayor representación política de las mujeres y una mayor visibilidad de ellas en los medios de comunicación y la cultura. Debido al pertinaz esfuerzo de concienciación, hay avances en la política de reconocimiento LGTBIQ+ hay avances en la lucha contra la violencia de género, se ha incrementado el acceso a servicios de atención a las víctimas y a la diversidad. Hay un mayor reconocimiento de los derechos reproductivos de las mujeres, en muchos países se ha legalizado el aborto y se ha mejorado el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva. Hay una mayor igualdad salarial, aunque la pelea es ardua y continua hasta lograr y garantizar la igualdad en la remuneración por trabajo de igual valor. En resumen, a pesar de los avances logrados por el movimiento feminista, todavía existen muchos derechos de las mujeres y objetivos del feminismo que deben ser alcanzados en la actualidad. El trabajo continúa.
Me voy a centrar en uno de ellos que hace honor o referencia al título de este artículo. En este mes de julio tendremos la opción de poder lograr un avance más en España. Hemos tenido grandes lideresas en los distintos campos de la intelectualidad española, pero aún no hemos tenido la oportunidad de que la dirección de España sea conducida desde una visión feminista. Para las próximas elecciones hay cuatro candidaturas con visos de competir y solo hay una candidata mujer: Yolanda Díaz frente a Sánchez, Feijóo y Abascal.
Haré una valoración de cada cual a grandes pinceladas:
De Abascal, mejor ni hablar, él se define así mismo. Lo mejor es ignorarlo. Eso es lo que tenían que haber realizado los grandes medios de comunicación a sabiendas de los resultados que nos ha dibujado y enseñado la historia con personajes de ese talante. Menos blanqueamiento y más conocimiento proyectivo y pedagógico. Eso hubiese sido lo lógico y hoy no estaría en esta parrilla de salida. Ególatra, adicto a los chiringuitos, pocas veces se le ve en su escaño cumpliendo con sus obligaciones diarias. Es el menos valorado por la opinión pública, eso ya lo dice todo.
De Feijóo, casi más de lo mismo. Una persona que falla más que una escopetilla de feria no puede ni debe estar al frente de una nación. Ni buen gestor, ni moderado, ni dialogante, por mucho barniz que le hayan echado los medios de comunicación de su ala ideológica. No sabe siquiera que Extremadura no es un apéndice de Andalucía. Ni sabe que 2×10 es lo que es, para él es 22. Se le olvida comunicar lo que cobra cada mes, escondiéndolo deliberadamente e incumpliendo con su obligación de transparencia, como es preceptivo. Desconoce públicamente el precio del kilo de naranjas, se nota que está muy lejos de la realidad real que soportamos las familias españolas. Como también se le olvida que en su juventud tuvo malas, muy malas compañías. O sea, es una persona insulsa, anodina y de poca confianza, y que estará en el cargo hasta que a la Sra. Ayuso le venga su empeño. Ya se sabe que en el PP todo es posible, pues en ese partido hay más conspiradores que en el Senado de la antigua Roma, ellos solo representan intereses, si no que se lo pregunten a Casado o a la mismísima Cifuentes. Es un candidato afín al prefijo in—: incapacitado, incompetente, incoherente, intrigante, insólito…
De Pedro Sánchez, decir que es un fiel exponente de la historia propia del PSOE surgido en Suresnes y de su propia estrategia: de pedir NO A LA OTAN, pasaron a liderarla, de ser marxistas a ser socio liberales ni siquiera socialdemócratas, de defender la república, a ser el sostén principal de la monarquía borbónica, de querer gobernar con Ciudadanos, pasaron a formar un gobierno de coalición con Unidas Podemos, incluso cambiante dentro de su propio gobierno, por citar algunos casos:
- prometieron derogar la ley mordaza y se conformaron con una reforma muy parcial,
- pasar de la promesa de la derogación absoluta de la reforma laboral a suavizarla con la patronal,
- recordad el viraje ante la problemática de apoyo a la causa del pueblo saharaui,
- poner el freno de mano a muchas de las iniciativas acordadas con sus socios de gobierno de coalición, la última con la ley de la vivienda en su aspecto con la regulación de los alquileres,
- incluso dejar públicamente en mal lugar a sus compañeros de gabinete: a Alberto Garzón «donde me ponga un buen chuletón al punto» o a Irene Montero «tengo amigos de 40 y 50 años que se han sentido incómodos con las políticas de igualdad» en lugar de haber gastado un pelín de tiempo, como líder que es, en explicarles el porqué es necesario el reducir el consumo de carne o la necesidad de esa ley o en qué consisten esos avances y no hacer lo fácil, que es darles unas palmaditas en las espaldas, para dejar a los pies de los caballos a Alberto Garzón y a Irene Montero y su equipo. O sea un hombre de corazón rosa con pensamiento cambiante. Eso sí, muy de Marx, pero del Groucho: por aquello de: «estos son mis principios, pero si no les gustan tengo otros».
Es hora de pasar factura y hacer relevo de gobierno. Se hace necesario un sorpasso ya, pues hay una alternativa creíble. Al frente de todos ellos tenemos una mujer: Yolanda Díaz de verdadero corazón rojo, con pensamiento tenaz, conciliador y dialogante; de mirada alegre, optimista y sonriente. Hoy ya toca. Yolanda Díaz, la futura primera presidenta de España. De Yolanda Díaz se pueden decir muchas cosas. La primera de ellas ya lo expresan las sucesivas encuestas de opinión. Colocándola como la política más valorada por todas y todos los españoles, eso ya dice mucho de ella. Esta es una razón más que importante para votarla como presidenta. En su haber está su pasado de abogada laboralista en defensa de las trabajadoras y trabajadores de su Galicia natal. Entroncada en una familia de sindicalistas “… buena sombra le cobija”. También está a su favor la extraordinaria labor realizada al frente del Ministerio de Trabajo, con datos que ni el PP ni los medios de comunicación de las derechas mediáticas quieren que sean trasladados a la mayoría social de españolas y españoles: Récord de afiliados a la Seguridad Social: 20.929.745, y con mucho viento en contra. Otros méritos: en solo dos años, dos subidas del SMI, los ERTES, la ley Rider, la Reforma Laboral y en frente esa oposición mediática y de PP Vox, que ante falta de propuestas, lo suyo era insultar.
Yolanda no ha venido a quejarse, sino a resolver las cosas. Es lideresa de una fuerza que impulsa un Gobierno para una España más justa, más verde y más democrática, que no se conforma con no retroceder ni con frenar a nadie, sino que viene para avanzar de una forma tranquila y con la vista puesta en la próxima década, pues vivimos en el siglo XXI, pero con condiciones del siglo XIX y su propuesta es revertirlo y transformarlo con la metodología que la ha caracterizado, la del diálogo continúo. Sería penoso que las personas progresistas no le depositaran su confianza. Ella quiere ser la primera presidenta de España, ¿se lo vas a impedir? Entre los cuatro aspirantes, la elección no debe tener dudas. Aplicaros este refrán: entre bienes, el mayor; entre los males, el menor.
Yolanda Díaz es la personificación de la perseverancia indispensable para obtener aquello que se persigue por ímprobo que sea. Le avalan los datos de su trayectoria. Que la rabia no se deposite en la abstención, sino que se transforme en voto responsable. Y ese voto debe ir dirigido a SUMAR para que tengamos LA PRIMERA PRESIDENTA DE ESPAÑA. Para seguir avanzando en derechos y afrontar los problemas cotidianos de la gente. Si ha sido capaz de construir un espacio amplio y transversal que funcione como proyecto político aglutinador a la izquierda del PSOE, (deseo ancestral de los millones de progresistas). ¿Se le vamos a impedir? NOS HACE FALTA YA UNA PRESIDENTA DE VERDAD. A votar, a votar y que ni un solo voto progresista se quede en casa.