Agentes de la Policía Nacional, en una operación conjunta con EUROPOL, han desarticulado una organización criminal dedicada al tráfico de drogas y blanqueo de capitales con el método de la «Hawala»1La hawala (transferencia o cable, en jerga bancaria árabe) es un sistema de intercambio de divisas, antecesor de los bancos, utilizado frecuentemente por el crimen organizado, aunque también es empleado por personas de a pie de varios países, sobre todo del área mediterránea. «Hawala» tiene relación con el castellano aval (por la confianza depositada en los intermediarios). No son necesarios bancos, ni cambios de moned o formularios. Tampoco hay que pagar fianzas ni altas comisiones. Solo un emisor, un receptor y, al menos, dos personas intermediarias. Así funciona la hawala, sistema de intercambio de divisas con siglos de historia y que ha sobrevivido todo este tiempo gracias a su sencillez y a los múltiples beneficios para quienes lo emplean. Se estima que mueve millones de euros por todo el mundo sin que se sepan con exactitud ni quiénes los manejan ni el monto total, ya que una de sus claves es que sus intermediarios rara vez dejan registro de las transacciones de sus usuarios. Supone un obstáculo a la hora de rastrear el origen y destino del dinero, lo que puede prestarse a posibles operaciones de lavado de dinero, tráfico de drogas y financiación de grupos terroristas. Se ha detenido a un total de 27 personas en varias provincias —Madrid, Málaga, Sevilla, Valencia, Alicante y Barcelona— y durante los registros se han intervenido 615 000 euros en efectivo, así como relojes y joyas por valor de más de 400 000 euros. La organización, liderada por ciudadanos albaneses, daba soporte a distintas organizaciones a nivel internacional para blanquear fondos obtenidos de manera ilícita para facilitar pagos por tráfico de drogas.
Plantaciones de marihuana y blanqueo de dinero
La investigación se inició a raíz de informes de inteligencia criminal remitidos por Europol gracias a los que se pudo identificar una organización compuesta por ciudadanos de origen albanés, dedicados al tráfico de sustancias estupefacientes, principalmente a la plantación de cultivos de marihuana indoor, y que conjuntamente con ciudadanos de origen chino, habrían conformado una compleja estructura en la que ambos grupos obtenían mutuo aprovechamiento y beneficios derivados de las actividades delictivas a las que se venían dedicando.
Durante la investigación, los agentes pudieron comprobar como en esta estructura, los ciudadanos chinos, entregaban en sus negocios grandes sumas de dinero en efectivo, a cambio de que esta cantidad les fuera compensada en otro lugar. Todo ello, con el fin último de que ese dinero se haga llegar a su país de origen sin ser objeto del pertinente control legal o formal en España. Por otra parte, los «hawaladares» [intermediarios encargados de mover el dinero] albaneses, operando como si fueran una entidad bancaria, realizaban el “traslado” y la ocultación de grandes cantidades de dinero procedentes de la venta de droga y conseguían la refinanciación de nuevas operaciones.
Los investigadores pudieron averiguar que en el vértice superior de la estructura criminal se encontraban dos ciudadanos albaneses, uno que actuaba como líder y el otro como lugarteniente y contable. Estos disponían, desde al menos 2018, dos coordinadores de origen chino que presuntamente manejaban una gran «cartera» con numerosos establecimientos asiáticos repartidos por todo el territorio nacional, con el que daban servicio a las solicitudes de efectivo de las organizaciones criminales dedicadas al tráfico de drogas, en el momento y lugar que necesitaran.
Los comercios actuaban de la misma manera con independencia de su ubicación, acumulando grandes cantidades de efectivo que eran entregados a los narcotraficantes y sus «mulas» a cambio de una compensación económica utilizándose como medida de seguridad un TOKEN, que suele coincidir con la numeración de un billete de bajo valor facial.
65,5 millones de euros en entregas de dinero en menos de un año
Durante el periodo investigado de entre mayo 2020 y marzo 2021, se habrían realizado constantes y múltiples entregas de dinero en efectivo a las organizaciones criminales albanesas, ascendiendo a un total de casi 65,5 millones de euros, en las provincias de Barcelona, Málaga, Valencia, Madrid, Sevilla y Alicante.
En el marco de la investigación pudieron detectar que parte de los detenidos visitaban un establecimiento «growshop» y que posteriormente efectuaban visitas de control a una vivienda unifamiliar en un municipio madrileño, en el que se detuvo a tres personas y se incautaron casi 65 kilogramos de marihuana. Por otro lado, el líder de la organización, de origen albanés, fue arrestado como presunto responsable de un delito de detención ilegal, lesiones y tenencia ilícita de armas, al haber secuestrado a uno de los «hawaladers».
Una vez que los investigadores localizaron a los integrantes de la organización criminal, se elaboró un dispositivo que permitió la detención de 27 personas en las provincias de Alicante (1), Barcelona (6), Madrid (7), Málaga (7), Sevilla (2) y Valencia (1). Durante los registros se han intervenido 615.000 euros en efectivo, diez relojes de lujo por valor de más de 400.000 euros, dos vehículos de alta gama, máquinas de contar dinero, material informático y teléfonos móviles encriptados.
Notas al pie
- 1La hawala (transferencia o cable, en jerga bancaria árabe) es un sistema de intercambio de divisas, antecesor de los bancos, utilizado frecuentemente por el crimen organizado, aunque también es empleado por personas de a pie de varios países, sobre todo del área mediterránea. «Hawala» tiene relación con el castellano aval (por la confianza depositada en los intermediarios). No son necesarios bancos, ni cambios de moned o formularios. Tampoco hay que pagar fianzas ni altas comisiones. Solo un emisor, un receptor y, al menos, dos personas intermediarias. Así funciona la hawala, sistema de intercambio de divisas con siglos de historia y que ha sobrevivido todo este tiempo gracias a su sencillez y a los múltiples beneficios para quienes lo emplean. Se estima que mueve millones de euros por todo el mundo sin que se sepan con exactitud ni quiénes los manejan ni el monto total, ya que una de sus claves es que sus intermediarios rara vez dejan registro de las transacciones de sus usuarios. Supone un obstáculo a la hora de rastrear el origen y destino del dinero, lo que puede prestarse a posibles operaciones de lavado de dinero, tráfico de drogas y financiación de grupos terroristas