Stuart Medina Miltimore. Originalmente publicado en El Salto Diario. Disponible en papel en tuDesayuno, nĆŗmero #003
El proyecto neoliberal avanza shock a shock. AsĆ fue como la crisis financiera global permitiĆ³ introducir una reforma laboral que ha sido instrumental para la represiĆ³n salarial en el proceso de conversiĆ³n de la economĆa espaƱola en una neta exportadora bajo el modelo mercantilista postulado por la UniĆ³n Europea.
La crisis pandĆ©mica podĆa haber servido para replantear la globalizaciĆ³n extrema que ha fragilizado nuestras cadenas de suministro, proponer una reducciĆ³n permanente de la frenĆ©tica actividad causante de la crisis climĆ”tica o invertir en la recuperaciĆ³n de nuestro deteriorado estado del bienestar. Pero esta no es la salida que ha planteado el equipo econĆ³mico de Pedro SĆ”nchez.
Nadia CalviƱo, MarĆa JesĆŗs Montero y JosĆ© Luis EscrivĆ” constituyen un grupo cohesionado por la solidez doctrinal en torno al pensamiento econĆ³mico neoclĆ”sico. Han sabido mover sus fichas con destreza, anticipĆ”ndose a sus socios de gobierno para proponer un plan de recuperaciĆ³n financiado con fondos Ā«europeosĀ», que al no ser nacionales, permiten condicionarlo al proyecto polĆtico de la UE. Acceder a los fondos Next Generation EU exigĆa presentar un Plan de RecuperaciĆ³n, TransformaciĆ³n y Resiliencia (PRTR) coherente con el programa neoliberal de la ComisiĆ³n Europea.
EscrivĆ” ha conseguido colocar a travĆ©s de ese instrumento āy mucho alarmismo sobre su sostenibilidadā la reforma de las pensiones que venĆa persiguiendo desde que dirigĆa la AIReF. En el PRTR ya estaba la Ā«creaciĆ³n de un fondo de pensiones de empleo de promociĆ³n pĆŗblica, gestionado por el sector privado, al que puedan adscribirse planes de pensiones del sistema de empleo de aportaciĆ³n definida para la jubilaciĆ³nĀ». El sistema de pensiones de EscrivĆ” tiene tres patas: una pĆŗblica con un carĆ”cter progresivamente residual; una segunda articulada en torno a las Pensiones Privadas de Empresa; y una tercera en el fondo de pensiones de empleo de promociĆ³n pĆŗblica.
El ministro quiere que en el perĆodo 2021-2025 hayan suscrito estos planes 9.000.000 de trabajadores y para el 2050 pretende que la mayorĆa de los asalariados tengan como referencia esos Planes Privados de Empresa. El objetivo enunciado en julio de 2021 de reducir la cuantĆa de las pensiones pĆŗblicas en 30.000 millones de euros va en esa direcciĆ³n.
La propuesta habĆa pasado desapercibida enterrada un documento extenso y de lectura farragosa. Pero ya no podemos ignorarla. El 4 de marzo se registrĆ³ en el Congreso de los Diputados el Proyecto de Ley de regulaciĆ³n para el impulso de los planes de pensiones de empleo, por el que se modifica el texto refundido de la Ley de RegulaciĆ³n de los Planes y Fondos de Pensiones. Este proyecto contempla la promociĆ³n pĆŗblica de fondos de pensiones.
Un modelo socialmente regresivo
Es desconcertante que la noticia haya sido acogida con indiferencia en la opiniĆ³n pĆŗblica. El modelo propuesto es anĆ”logo a otras privatizaciones y segregaciones de servicios pĆŗblicos como la enseƱanza concertada o los seguros mĆ©dicos privados.
El modelo pĆŗblico de reparto y de prestaciĆ³n definida pretende no dejar a nadie atrĆ”s y promueve una salida colectiva. En un modelo de capitalizaciĆ³n esto no ocurre puesto que las aportaciones al fondo de pensiones serĆ”n mucho mayores para las personas que perciban retribuciones mĆ”s elevadas. El resultado de la generalizaciĆ³n de este modelo serĆ” una segregaciĆ³n entre perceptores de pensiones dignas ālas complementadas con las percepciones del fondo pĆŗblico de pensionesā y perceptores de pensiones pĆŗblicas bĆ”sicas. El fondo de pensiones de promociĆ³n pĆŗblica es un caballo de Troya que puede concluir con un modelo de capitalizaciĆ³n donde cada cual mira por sĆ. Se introduce de esta forma un factor de ruptura en la solidaridad intergeneracional.
Inicialmente el tamaƱo del fondo serĆ” pequeƱo, pero no importa cuĆ”n irrelevantes sean ahora las aportaciones de las administraciones pĆŗblicas al fondo. Se abre la veda para que un prĆ³ximo gobierno conservador priorice las aportaciones a los fondos de pensiones sobre el sistema de reparto y aportaciĆ³n definida.
Es crucial entender que este dinero saldrĆ” de los presupuestos generales sin incrementar el bienestar presente de ningĆŗn colectivo. PodrĆa destinarse la misma cantidad de dinero a los salarios de las plantillas del sector pĆŗblico. Alternativamente podrĆa destinarse a complementar las pensiones de las personas actualmente jubiladas o a otras polĆticas de gasto social. Dadas las restricciones institucionales que imponen los tratados de la UE al gasto pĆŗblico resulta indecente que una parte acabe colocada en inversiones bursĆ”tiles, contribuyendo a hinchar burbujas financieras, en lugar de atender necesidades sociales perentorias.
Estas inversiones en fondos de pensiones no estĆ”n exentas de riesgo financiero. ĀæQuĆ© pasa si las personas ahorradoras pierden una parte considerable de los derechos consolidados debido a una mala gestiĆ³n? ĀæCĆ³mo se resarcirĆa a un trabajador que se jubilara precisamente en un momento que coincidiera con una crisis financiera que liquidara parte de su ahorro? Los sistemas de pensiones pĆŗblicas carecen de este riesgo. Que EscrivĆ” presente este modelo de capitalizaciĆ³n como sostenible es, pues, un sarcasmo.
El proyecto de ley no oculta la intenciĆ³n de fomentar el desarrollo del negocio financiero. En la exposiciĆ³n de motivos de la ley se expresa sorpresa por Ā«el estancamiento del patrimonio de los planes de pensiones de empleo desde 2012Ā» y porque el Ā«nivel de ahorro a travĆ©s de los planes de pensiones de empleo no llegue al 1 por ciento de la masa salarial de la poblaciĆ³n activa ocupada alcanzando a poco mĆ”s del 10 por ciento de la poblaciĆ³n activa ocupadaĀ». No deberĆa sorprender. La escasa capacidad de ahorro de gran parte de la poblaciĆ³n es la consecuencia de mĆ”s de una dĆ©cada de polĆticas de represiĆ³n salarial iniciadas con la reforma laboral de Rajoy.
Los gestores de fondos languidecen en el estancamiento pero la reforma de EscrivĆ” les echa un capote. El fondo de promociĆ³n pĆŗblica supondrĆ” la contrataciĆ³n de una entidad gestora y de una depositaria. Las entidades financieras accederĆ”n ademĆ”s a una masa de ahorro financiero, parcialmente creado a travĆ©s de aportaciones de las Administraciones PĆŗblicas.
El cuestionamiento permanente de las pensiones pĆŗblicas
El apoyo social al modelo de capitalizaciĆ³n se ha construido sobre un discurso ya aƱejo que cuestiona la sostenibilidad de las pensiones. Se utiliza el dato de las crecientes tasas de dependencia, la proporciĆ³n de personas dependientes (personas menores de 16 aƱos o mayores de 64) sobre la poblaciĆ³n en edad de trabajar (entre 16 y 64 aƱos). La inminente jubilaciĆ³n de las cohortes nacidas durante el ābaby boomā se presenta como el apocalipsis de las pensiones.
Pero este alarmismo parte de una comprensiĆ³n errada de los sistemas de pensiones pĆŗblicas. Estos son un mecanismo para transferir un excedente productivo desde la poblaciĆ³n trabajadora a la poblaciĆ³n dependiente. Su sostenibilidad depende por tanto de que tal excedente exista, es decir, de que haya una poblaciĆ³n trabajadora cuya productividad sea suficiente como generarlo. La productividad de la economĆa espaƱola actual sobra para mantener a la poblaciĆ³n dependiente. Si lo que se cuestiona es esa capacidad, entonces se debe planificar desde ya la construcciĆ³n de las infraestructuras necesarias y la formaciĆ³n y contrataciĆ³n del personal especializado en los cuidados de las personas mayores.
Una preocupaciĆ³n sincera por el bienestar de las personas jubiladas del futuro implica, por ejemplo, dotar a nuestro sistema de bienestar con plazas residenciales y personal sanitario suficientes. Con mĆ”s de un 40% de desempleo juvenil no parece que el Estado estĆ© trabajando en esa lĆnea. Prefiere dejar que el desempleo crĆ³nico descapitalice a la poblaciĆ³n trabajadora erosionando asĆ la productividad futura de nuestra economĆa.
Argumentos espurios
El proyecto de ley es vĆctima de mitos como que el Ā«aumento del ahorro colectivo permitirĆ” contar, en el conjunto de la economĆa nacional, con un mayor volumen de recursos disponibles para invertir y aumentar la capacidad productivaĀ». Cae en una de las mĆ”s burdas falacias de la composiciĆ³n. El ahorro individual efectivamente permite que un individuo pueda contar con mĆ”s poder de compra en el futuro. Pero si todos decidimos aumentar nuestro ahorro simultĆ”neamente, lo Ćŗnico que conseguiremos es que las empresas vendan menos creando un entorno desfavorable a la inversiĆ³n. Fomentar el ahorro financiero hoy simplemente deprime el consumo y no contribuye en nada a aumentar la producciĆ³n de bienes y servicios en el futuro.
Las restricciones financieras que preocupan a EscrivĆ” son puramente imaginarias puesto que el Estado tiene la capacidad de crear poder de comprar y transferirlo a la poblaciĆ³n dependiente de forma ilimitada. Ninguna polĆtica presupuestaria realizada hoy por el Estado afectarĆ” a su capacidad de pago en el futuro. Tampoco la creaciĆ³n de instrumentos, privilegiados fiscalmente, para la colocaciĆ³n del ahorro individual es una soluciĆ³n.
No tenemos ninguna objeciĆ³n a que los individuos busquen colocar sus ahorros en productos financieros si asĆ lo desean. Lo que nos preocupa es que se destine dinero pĆŗblico a los mercados financieros y la amenaza de la segregaciĆ³n clasista en nuestro estado del bienestar. Disfrutar de una pensiĆ³n digna no debe depender de la capacidad de ahorro individual.
Stuart Medina Miltimore es economista por la Universidad Complutense de Madrid y MBA por la Darden School de la Universidad de Virginia. Su preocupaciĆ³n por las trĆ”gicas consecuencias econĆ³micas y sociales de la crisis econĆ³mica iniciada en 2008 lo llevĆ³ a investigar sus causas. Esta bĆŗsqueda lo llevĆ³ a la TeorĆa Monetaria Moderna, una escuela poskeynesiana que contradice los dogmas actualmente dominantes.