Estimado amigo abstencionista progresista, me alegraré que a la llegada de ésta te encuentres bien, yo quedo bien gracias a Dios.
Así se comenzaba a escribir todas las cartas en tiempos muy pretéritos. A esos mismos tiempos en que algunas fuerzas políticas nos quieren retrotraer porque según ellos hemos avanzado demasiado en cotas de libertad, sobre todos las mujeres. Esto hay que saberlo interpretar. No seré yo quien iguale a todos los abstencionistas por el mismo rasero como ese mantra que han hecho creer a muchos/as de algunos/as, el de todos son iguales. NO. En esta carta me voy a dirigir exclusivamente a ti, amigo abstencionista progresista, que lo haces por mosqueo, no por convicción.
Aunque lo que te diré ahora te suene a perogrullo, sabes bien que ni todos los votos tienen el mismo peso ni todas las elecciones tienen el mismo valor. En estas, nuestra patria se la juega mucho, ¡y muy mucho! Así que la primera recomendación que te hago es: a votar, a votar «hasta enterrarlos en el mar». Tanto tú como ya sabemos que muchas ideas discurren por las redes sociales y que ahí se oye cada cosa que hacen estremecer, algunas, para serte sincero, expresadas por ti mismo que me hacen decir que no te reconozco en ese lenguaje ni en esa actitud.
Te hago una segunda recomendación: Por propia salud mental hazles vaselina y déjalas pasar para que ninguna de ellas se sedimente en tu subconsciente, como ya está ocurriendo. Y es por lo que me obligas a escribir esta carta dirigida a ti. Tanto tú como yo sabemos que el 23 de julio no se está votando quién nos gusta más o quién nos gusta menos, quién nos cae más simpático/a o quién ha metido la pata. Lo que se vota es qué opción política es la que nos va a regir en la próxima década (y no digo en los próximos cuatro años). Si un gobierno de coalición reaccionaria que oriente sus políticas hacia las privatizaciones, hacia los intereses de los «intocables», hacia la destrucción total y absoluta de lo público y que no han tenido respingo en decir que usarán el borrador de las derogaciones a su antojo. (Te recuerdo que en Italia, la Sra. Meloni ya ha anunciado la privatización de la RAI —la TV pública italiana—, para que desde allí solo se transmita lo que el Goebels de turno diga y ¡esta señora es un modelo a seguir para nuestra ultraderecha moderada!, según nos dice la prensa española). O la otra opción, un gobierno de coalición progresista que oriente su gestión a hacernos la vida más fácil a la mayoría social a la que pertenecemos tú y yo, que atienda con valentía el desafío climático, que siga apostando por lo público, que siga ampliando el capítulo de los derechos de la igualdad entre mujeres y hombre, que pelee con las patronales por un empleo cada vez más digno y estable, por un parque de viviendas públicas y asequibles a nuestro nivel de rentas, para restablecer la justicia ya sea jurídica, ya sea fiscal, para que mire por el futuro de los más jóvenes y que a los más viejos nos ofrezca pensiones justas y dignas; en definitiva para garantizar derechos a las españolas y españoles.
Soy consciente que a una parte del votante podemita le asiste cierto cabreo por lo ocurrido con algunas personas significativas de Podemos, pero tanto tú como yo sabemos que Podemos está en Sumar, que así lo decidió más del 90% de nuestra militancia (y en menos de 24 horas) PODEMOS ESTÁ EN SUMAR. (te lo digo con mayúsculas) Y afortunadamente, junto a compañeras y compañeros de otras organizaciones hermanas, ideológicamente hablando. Y eso también tiene su valor intrínseco ¿Es que acaso se nos ha olvidado que Ione Belarra, nuestra secretaria general estatal y Martina Velarde, nuestra secretaria andaluza, al igual que muchas y muchos de nuestras/os dirigentes concurren como candidatas y candidatos a ser diputadas/os al Congreso en estas próximas elecciones? Quejarse, perdóname por la palabra que voy a utilizar, es de niñerías, de pataletas infantiles sobre todo por lo que está en juego, eso solo sirve para ¿escupir hacia arriba?
Otra consideración: seamos adultas / os, votar a Sumar también es votar a Podemos. Así que es preferible ir a votar a Sumar que ponerle la alfombra roja a las hordas de PP Vox y digo SUMAR porque el no hacerlo es también hacer que las diferencias de escaños de PSOE y SUMAR sea aún más amplia que en la pasada legislatura, con el consiguiente perjuicio no solo para nosotras y nosotros sino para el país. Por eso insisto que el voto de todo podemita que se sienta como tal y todo progresista que entienda que es necesario un mayor equilibrio en la correlación de fuerzas y de escaños, su voto sea para SUMAR.
Ahora te contaré un par de anécdotas. 1) Hace un par de días dialogaba con mi primo José Antonio, de Salar –Granada- heredero de una tradición de izquierdas de toda la vida, y me decía que tenía dañado su orgullo por sentirse identificado con las políticas aplicadas por la ministra de Igualdad, considerando como una injusticia sin parangón lo hecho con ella, pero que votará a SUMAR por utilidad para el país y para no tener cargo de conciencia de que exista la posibilidad de que su NO VOTO facilite el acceso a un gobierno de ultraderecha. Que en otra circunstancia se lo habría pensado, aunque también valoraba la gestión realizada por Yolanda Díaz. Terminó diciendo: Hay que votar, y por supuesto a SUMAR. La otra anécdota: me paré en la calle con un antiguo camarada carrillista, mientras yo repartía propaganda, llegamos a la conclusión que un militante de izquierda que lo sea por convicción propia nunca permitirá que la derecha gobierne el país y menos aún a un gobierno de coalición ultraderechista.
Sabes de sobra el daño destructivo que el poder mediático ha practicado contra Podemos desde su existencia institucional y lo mismo le hizo a la IU de Anguita. La prensa canalla y contaminada hasta las cejas continua con esa campaña incesante de gota malaya removiendo lodazal para que el descontento entre los votantes progresistas se agriete aún más y así fortalecer la abstención de los que os consideráis irreductibles en la pureza en la que estáis anclados, esa pureza que a veces produce cortocircuitos fatales. La política, lo sabes bien, no responde a proyectos individuales, sino a proyectos colectivos. Y casi podría asegurarte que te veo, que en caso de ir a votar, lo harás por uno de esos partidos tan minoritarios que se presentan con el único fin de verse que existen en una papeleta de votación. El mismo daño es.
Ahora te apelaré al valor del voto, la necesidad de que tu voto podemita y progresista se sume en todas las urnas, porque defendernos todos es defender a cada cual, porque el voto es nuestra mayor garantía de seguir por la senda del progreso y las libertades. Ni un centímetro a esas ultraderechas negacionistas, que tanto odian que la mayoría social disfrute de derechos que nos amparen. Y a los que dicen: «tendremos los que nos merecemos», pues les diré que hagan lo posible para merecernos los mejor, no lo peor. Eso está en sus manos. A votar, a votar para que no se cambie lo que ha funcionado. Nos hace falta ya una presidenta de verdad.
Así que termino deseándote que el sentido común que te ha asistido siempre como persona progresista que eres siga siéndolo el día 23 de Julio.
Y sin más que decirte se despide de ti tu amigo, que lo es.
A la vuelta del recibo de ésta me digas: salí del pozo de la abstención y me convenciste en tu carta:.Voté a Sumar.