Las organizaciones agrarias COAG Andalucía, ASAJA Andalucía, UPA Andalucía y Grupo Remolachero de Sevilla denuncian de forma rotunda la decisión anunciada por AB Azucarera de cerrar la planta de Jerez, la única azucarera de Andalucía, lo que va a hacer desaparecer el cultivo de la remolacha en la comunidad y supone un ataque directo a un modelo agrícola social, sostenible y generador de empleo en el medio rural.
Las organizaciones quieren dejar claro que no es tarde para revertir esta situación. La Junta de Andalucía mantiene su total disposición a apoyar la continuidad de la actividad industrial en Jerez, tanto desde el punto de vista técnico como económico. Para estas organizaciones, la excusa de que «ya no hay tiempo» carece de fundamento y responde únicamente a una estrategia para justificar una decisión que estaba tomada de antemano.
Asimismo, consideran que AB Azucarera ha actuado de espaldas al sector, dando falsas esperanzas y generando una incertidumbre que ahora se traduce en abandono. El cierre es un duro golpe para los agricultores remolacheros andaluces, que han mantenido vivo este cultivo durante décadas, a menudo adaptándose a los cambios y exigencias que la industria ha ido imponiendo unilateralmente.
La remolacha es un cultivo social, con una profunda implantación en zonas como la Campiña de Cádiz o la Vega del Bajo Guadalquivir. Su desaparición no solo supondría una pérdida productiva, sino también una grave afectación para el tejido rural, poniendo en riesgo la estabilidad de muchas familias y la continuidad de explotaciones agrarias que dependen de esta alternativa dentro de su planificación de cultivos.
Por todo ello, COAG, ASAJA, UPA y el Grupo Remolachero exigen a AB Azucarera que rectifique de inmediato, que se siente a negociar de forma seria y transparente, y que aproveche la mano tendida de la Junta de Andalucía para garantizar el futuro de la planta de Jerez y de todo el sector remolachero andaluz.
Por último, señalan que no se puede justificar esta decisión por razones puramente económicas, ignorando las consecuencias sociales y territoriales que conlleva. Cerrar la azucarera de Jerez es condenar a la remolacha en Andalucía. Y aún se está a tiempo de evitarlo.
Patrón de cierre
El cierre de la única planta productora de azúcar de Andalucía, viene tras el ERE anunciado por AB Azucarera en mayo de este mismo año, y tan solo 6 años después de una inversión de 19 millones de euros en la misma fábrica. En aquel entonces, el consejero delegado de la azucarera, Juan Luis Rivero, destacaba: «Estas inversiones suponen un esfuerzo importante para la compañía pero necesarias para el futuro del sector en estos momentos. El plan demuestra, una vez más, nuestra apuesta valiente por el cultivo y por todas las personas que trabajan en el ecosistema azucarero remolachero. Actuamos de manera responsable, conscientes de la contribución estratégica de nuestra actividad».
El cierre de la planta de Jerez se suma a la larga cadena de cierres de plantas de transformación remolachera que ha sufrido Andalucía en las que se ha seguido el mismo patrón de cierre: inversión y modernización de las fábricas, firma de convenios internacionales y recepción de subvenciones y, tras unos años, despidos y cierres de las fábricas, con traslado de la maquinaria a países como Egipto o Turquía, con la consiguiente pérdida industrial en Andalucía.
Así ocurrió con todas las fábricas de la provincia de Sevilla, por ejemplo, siendo el último ejemplo la de San José de la Rinconada, cuya producción se trasladó, precisamente, a la de Jerez.
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