La pregunta se la hacen los ciudadanos españoles tras el fallo en el proceso más mediático y político que hemos tenido en nuestro país en los últimos tiempos.
Y es que, si algo le faltaba al Sistema Judicial español, cinco jueces del Tribunal Supremo con sede en Madrid, se han encargado de poner negro sobre blanco, la guinda, o la corona, aprovechando que estamos en un país con una monarquía impuesta por un dictador, condenan al Fiscal General del Estado por llevar la contraria y desmentir a “un ciudadano particular” que reconocía, por escrito, haber cometido un delito.
Algo falla en el Sistema cuando, para el más alto tribunal del Estado, no tienen validez las declaraciones bajo juramento, de seis periodistas, y eleva a su más alto grado de verosimilitud las opiniones sectarias de un señor, con sueldo a cargo de una administración pública, o sea pagado con dinero de todos los ciudadanos, dominada (caben otros adjetivos, cada cual que escoja el que prefiera) por una persona que es parte interesada en todo este embrollo. Y también tienen más peso las barbaridades y las acusaciones de un sujeto que ha reconocido haber cometido un delito contra la hacienda pública, o sea, contra todos los españoles. Que seis periodistas digan lo contrario, no es significativo para cinco jueces de ese alto Tribunal.
Muchos ciudadanos pensarán, y tienen derecho a ello, que su voto, no sirve para nada porque una serie de señores, que no los representa ni son elegidos por los votos de la ciudadanía, impone su criterio cuando los intereses de un poderoso, es contestado. Al menos esa es la apreciación de muchos, muchísimos españoles. Los ciudadanos no acaban de comprender cómo se condena a una persona por defender la verdad.
Para más INRI, y por si hubiera alguna duda, o tal vez sea casualidad, esa sentencia condenatoria se produce en el 50 aniversario de la «venida» de la democracia a estas tierras. Ya es vox populi, se escucha hoy en la calle, eso de que el «Franco ha muerto» se ha convertido en Franco ha vuelto.
El rifirrafe político tiene ante sí un amplio campo de ataques, contra ataques, retruécanos y demás posibilidades para retorcer argumentos al antojo de la clase política. Lo cierto es que ahora, los ciudadanos debemos tener en cuenta, y pensárnoslo mucho, a la hora de poner una demanda o exigir nuestros derechos, con quien nos jugamos «los cuartos».
Lo cierto es que, por mucho que enmiende la plana el Tribunal Constitucional al tribunal en cuestión, la Justicia española ha recibido un golpe bajo del que le costará mucho reponerse.
Y todavía pedirán que los ciudadanos tengan fe y confianza en la Justicia.
Nota: ¿Se sabe algo de D. Cristóbal Montoro? Seguro que a la Fiscalía no se le ocurre sacar una nota aclaratoria sobre el particular.
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