Vamos con poco tiempo en esta sociedad. Nos gusta lo espresso, tanto el café como las noticias. Mucha gente piensa que esta palabra viene, como los trenes, por su rapidez. Nada más lejos de la realidad, pues es de la presión que en las calderas de las locomotoras se acumulaba, la que posibilitaba el movimiento. Que este movimiento fuera más rápido que el de un caballo era la meta a conseguir y, por tanto, terminó adoptándose expreso como sinónimo de veloz. Sirve también para las cafeteras italianas, que utilizan el mismo principio, la presión.
En algunas casas aún perviven esas viejas cafeteras italianas que reducen la complicación de tomar un café a saber utilizar los brazos. Ahora es aún más sencillo, con las cápsulas, por lo que suman rapidez y sencillez. Vamos, que todo es más cómodo. Y ustedes saben que, en muchas ocasiones, cómodo resulta antónimo de ideal. El pijama ajado y lleno de pelotillas es, quizá, lo más cómodo de nuestro vestuario, pero es ideal para muy pocas ocasiones sociales.
Algo igual pasa con las noticias, y su ciclo de vida. Hace unos días publicábamos que en la Hacienda la Yeguada se había impedido un cotillón. La fuente: la Policía Nacional. Así lo indicábamos en la noticia y dábamos por buenas las explicaciones que en su perfil oficial habían colgado. Pero hubo varios problemas, el primero de los cuales era culpa nuestra. Dadas las fechas, no nos pusimos en contacto con la propia Hacienda. Mal hecho.
No obstante, la noticia no dejaba de ser cierta: la policía decía que en tal sitio había impedido la celebración de un evento. Este es el segundo problema: pensar que porque la información no es exacta, se convierte en falsa. Los puntos contrastados son claros: la Policía recibió un chivatazo, acudió a la Hacienda y constató que allí no tenían idea de qué les estaban hablando. Los otros extremos —dónde pensaba realizar la fiesta el organizador, un particular; qué precio tenían las entradas y cómo iba a desarrollarse la celebración— no son conocidos por nadie, al menos que haya trascendido.
La Policía, a tenor de lo visto, cometió un error: significó la Hacienda identificándola como el lugar cierto donde se celebraría el cotillón clandestino. Quizá debieran haber redactado que un individuo estaba citando en la misma, o en los alrededores, pero que la empresa no tenían nada que ver.
El siguiente problema, una vez rectificada y ampliada la noticia, viene de los lectores. Un titular no es una noticia, igual que una foto no cuenta una historia. Son necesarios, en ambos casos, contextos que expliquen y amplíen la información contenida en tan breves contenedores. Hay quien, en las redes, dice que esto se está convirtiendo en el Sálvame, que se trata de vender. Acto seguido dice que no lee, que sólo ve series, como si tal afirmación encerrase una verdad superior y ya no se necesitase la realidad y se conformase con la ficción. Pocos comentarios antes alguien se quejaba de esto mismo, que la gente no se quedase en el titular, que había que leer la noticia completa. Le habíamos dado demasiado espresso a todo este asunto.
Aquí todos los intervinientes lo hemos hecho mal, por las prisas. Sin embargo, algunos hemos enmendado nuestro error. Prácticamente todos los medios que se hicieron eco de la publicación de la Policía admitieron que la información estaba incompleta. Desde TuPeriódico gestionamos el contacto con la mayoría de ellos, localizando las noticias para que la gerencia de la Yeguada tuviera la ocasión de mostrar su versión de los hechos. Publicamos en portada la rectificación, identificando visualmente el error y ampliando la noticia original para que se pudiera ver qué había motivado el error. Ya en la noticia original insertábamos la publicación original de la Policía, sin alterar.
Todo este esfuerzo y trabajo, como en otras noticias, queda oculto tras el titular y una foto, ya sea desde las redes sociales o desde la portada de nuestro sitio web. Y ustedes, lectores, sólo tienen que hacer el esfuerzo de pulsar sobre estos elementos y leer la noticia completa. ¿Acaso se quedan con los titulares en las conversaciones que mantienen? Cuéntame más, dicen.
Pues lo mismo que aquí. Nosotros les contamos, así que, se agradece la lectura. Lo del café ya lo dejamos a su elección.