Andalucía se encuentra ante una encrucijada política. El espacio de una izquierda transformadora, andalucista, federal y plurinacional, exige un proyecto sólido y creíble. Y ese proyecto debe empezar a construirse desde el mismo momento en que se eligen a quienes habrán de representarlo. En este sentido, el proceso de primarias que Podemos Andalucía afronta no debería ser un mero trámite interno, sino la forja del liderazgo colectivo que la nacionalidad histórica andaluza necesita.
Para Podemos, un partido que defiende un modelo de estado federal y plurinacional, sus primarias deben ser un espejo de sus principios. No se puede predicar la pluralidad y practicar la imposición. El sistema de votación debería ser un instrumento de integración, no de uniformidad. La auténtica fortaleza reside en la cohesión y la coherencia estratégica, no en la acumulación artificial de apoyos.
La riqueza de un proyecto político andaluz y de izquierdas reside en su capilaridad territorial. Cada provincia, cada estructura local, aporta un peso político y un activo humano insustituible. La mejor opción representativa para Podemos Andalucía, por tanto, es aquella que reconoce y respeta la decisión y liderazgos de su diversidad provincial. Es, además, una comunidad de un tamaño territorial y poblacional que podría situarla hipotéticamente en el país 16 o 17 de la Unión Europea.
El liderazgo sólido y duradero no es el que emerge de una fórmula frágil, sino el que se gana con legitimidad ante el conjunto de una organización. Un liderazgo inflexible demuestra falta de la tonicidad necesaria para gestionar después la complejidad de las alianzas externas y la diversidad interna. Gestionar la diversidad andaluza exige flexibilidad, negociación, adaptación y, sobre todo, respeto.
El objetivo en Podemos Andalucía no es, simplemente, visualizar su proceso de primarias como un trámite, esas primarias son algo más y trascienden a lo cotidiano, y su resultado debe asegurar un liderazgo que entronque con la organización, que la dote de la estabilidad y la coherencia necesarias para ocupar con credibilidad ese espacio de izquierda transformadora que Andalucía necesita. Un espacio que solo se ocupa cuidando el equilibrio territorial y la confianza que tanto esfuerzo cuesta construir.
La estrategia ideal es la que garantiza el reconocimiento de la diversidad andaluza y la confianza mutua y, en ese contexto, juega un especial papel el consenso que integre la pluralidad de la militancia y la pluricentralidad del territorio andaluz. Solo así puede presentarse ante la ciudadanía andaluza una alternativa con credibilidad política, con solidez, estabilidad, coherencia y la legitimidad necesaria. El liderazgo político andaluz, andalucista, de izquierda transformadora y cooperativo con una visión de estado está, hoy por hoy, vacío y Podemos Andalucía puede ocuparlo, no solo porque ha demostrado ser una fuerza política generosa, sino porque está en la mejor posición para ofrecer una alternativa que hegemonice una izquierda andaluza no subalterna del bipartidismo para ganar el futuro del pueblo andaluz. La cohesión y la estabilidad estratégica no son solo la mejor opción política; son el mejor camino para fortalecer el compromiso para avanzar con una izquierda andaluza federalista hacia un estado y republicano plurinacional
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