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Causa-efecto, o sea, de aquellos polvos, estos lodos, que quiere decir que aquellas cosas que pasan en el presente (malas o buenas) suelen ser consecuencia directa de algo que se hizo, dijo u ocurrió en el pasado. Para tener una visión más objetiva de los hechos que están ocurriendo en la actual crisis institucional es conveniente recurrir a la historia. Posiciones banales como la de Risto Mejide y su cohorte de estómagos agradecidos (quitándoles importancia a la grave medida ocurrida el pasado día 15 por la decisión del Tribunal Constitucional de frenar e inmiscuirse en las competencias del poder legislativo), alegando la simpleza de que bastantes problemas tiene la población española como para preocuparse por tal cuestión. ¡Lamentable! Porque el mensaje que nos enviaban es decirle a la gente que se aleje de la política. Recordad las palabras ilustres de D. Antonio Machado y acudid a la historia: «haced política, porque si no la hacéis, alguien la hará por vosotros y probablemente contra vosotros». Sin embargo, otros ciudadanos opinamos que la amnesia histórica nos llevará a cometer errores ya repetidos y que por eso valoramos estos hechos de una gravedad importante porque en esencia se debilita la aún más la frágil y débil democracia que tenemos. Y por eso no sucumbimos ante el pensamiento hegemónico cultural dominante (llámese Antonio Ferreras, Ana Rosa, Mejide, y demás)
Un recordatorio para entender un poco de donde procede la alta judicatura española. El Tribunal de Orden Público franquista (TOP) se disolvió el 4 de enero de 1977 y al día siguiente, 5 de enero de 1977, se crea la Audiencia Nacional. De los 16 miembros que componían el TOP, 10 pasaron a formar parte de la Audiencia Nacional y 6 al Tribunal Supremos. No hace falta más comentarios. Todo lo contrario a lo ocurrido en Alemania. Una vez derrotado el nazismo todos los jueces del Alto Tribunal fueron depurados, pero no sólo jueces, sino también la cultura, prensa, ejercito, sociedad y política. O sea, todos los que ostentaron posiciones de poder e influencia en el régimen nazi fueron condenados o desarticulados hasta alcanzar la irrelevancia. Consecuencia directa de aquel proceso, Alemania goza hoy de una de las democracias más robustas y vertebradas de toda Europa.
Aquí se pasó del franquismo criminal a la democracia de la noche al día. Aún sigue existiendo la Fundación Francisco Franco, aún hay altos mandos militares franquistas, aún hay altos jueces franquistas, aún hay diputados que añoran aquel régimen e incluso sacerdotes que utilizan sus púlpitos para adoctrinar, etc. Por lo que ese gen golpista de la derecha española sigue “activo” en el acontecer democrático. Volvamos a recordar otro hecho histórico: los herederos directos de aquella Alianza Popular, fundada por antiguos jerarcas franquistas, (varios de ellos fueron ministros con Franco), tras varios fracasos electorales, se disfrazaron y se refundaron en el actual Partido Popular. Causa-efecto. De aquellos polvos, estos lodos. Los que se autodenominan constitucionalistas ni siquiera votaron en el parlamento la aprobación de la Constitución. Eran 16 diputados (y en una jugada de ingeniería política, 8 lo hicieron a favor, 6 en contra y 2 se abstuvieron- exactamente la mitad). Es más la sede de AP que se instaló en Génova, 13, sigue siendo la actual sede del PP. ¿Distintos perros con el mismo collar?
Lo cierto es que la derecha española nunca ha perdonado que Unidas Podemos, o sea la izquierda a la izquierda del PSOE, tuviera acceso a formar parte de un gobierno democrático. De ahí que se le llame ilegítimo, mentiroso, usurpador, etc., y que ese acoso y derribo sea constante a través de todo su poder mediático: (es muy burdo, pero voy con ello) y que se complemente con la alta magistratura, incluso eclesial y económica. La estrategia es crear mucho ruido y crispación para quitarle a la gente la confianza o esperanza en el juego democrático. De ahí ese: «Todos son iguales».
Las derechas españolas creen que el poder les pertenece por acción divina, por eso hay que contrarrestarles acudiendo a la historia y recordarles que hubo un 15 M que supo quebrar ese apoliticismo cultivado con que se impregna a gran parte de la población y darle la vuelta a la tortilla. Se hace necesario volver a creer en el compromiso político. Se hace imprescindible esa explosión ciudadana para seguir progresando, porque si se desmantela lo público, si se sigue la senda de las privatizaciones, si se sigue creyendo en las consignas del poder mediático de las derechas, éstas se volverán a adueñar de todo lo que es de todos y sirve a todos y entonces habremos regresado al vasallaje de aquellos polvos.
Antonio Durán Montero, maestro jubilado.