En este país hay pocas cosas que se entienden. En una ocasión anterior, hace sólo unos días, me preguntaba cómo iban a denominar los pactos de la derecha con la extrema derecha, porque ya la derecha y sus acólitos/as, se encargaron de nominar y proclamar a los cuatro vientos de los medios de comunicación propios (pagados con su dinero) y afines (lo que podríamos denominar con el apelativo tan consabido de palmeros) los pactos de la izquierda como «gobiernos frankensteins». Parece que no tienen tantas «ocurrencias» (no confundir con inteligencia) para denominar estos pactos de la derecha con la extrema derecha. Por eso han tenido que recurrir (me repito los medios de comunicación propios y los palmeros) a hablar de «acuerdos» para gobernar. Bueno, no está mal del todo, un poco pobres, faltos de inteligencia y demás, pero dentro de los límites propios de estos medios adscritos, de una forma u otra, a la derecha y por supuesto que también, como es habitual, a la «clase» política de la derecha (se incluye también a la extrema derecha, total para que hacer distingos donde no existen diferencias ideológicas ni conflictos de intereses).
Hace tan sólo unos días, pocos es cierto, las voces de algunos palmeros de la derecha política, puede que siguiendo los dictados de la derecha económica ya que el autor de estas líneas es incapaz de encontrar motivos para diferenciarlas, pues, como decíamos, la derecha política ha sacado las garras por los «repasillos» recibidos en propio campo por algunos de los acólitos oficiantes en esos medios de comunicación. Ojo: no confundir medios de comunicación con medios de información, son dos cosas distintas. Por desgracia escasean mucho de los últimos en nuestro país. Nos referimos a Casposa Quintana, el Inmundo, la Sinrazón, la Secta, etc, (pondremos ese socorrido recurso del etcétera ya que abundan esos medios de comunicación). Insistimos: no confundir medios de comunicación con medios de información.
La derecha, como es habitual, no digiere muy bien, o simplemente es incapaz de digerir, que el adversario te golee en tu propio campo. Y es que, siguiendo con el símil futbolístico, no sólo el adversario se ha permitido golear sino que además los está bailando en su propio terreno de juego. El cabreo de Casposa Quintana, del Malprenda, y demás colegas cuyo denominador común es poseer una mente corta, escasos fundamentos culturales, ausencia total de conocimientos históricos, ignorancia supina de bases económicas, jurídicas, estadísticas, entre otras muchas lagunas, han lanzado el grito al cielo de sus limitados espacios mentales. De los voceros segundones, como el chico del bigote de la COPE, la muchachita de vocación entrevistadora, aspiración nunca alcanzada, su marido y todos los demás no tenemos interés en comentar nada, ya que han pasado a ser convidados de piedra porque sencillamente han perdido la escasa credibilidad que tenían.
Pero la derecha política, y por añadidura también la económica, tratando de imitar tiempos ya muy antiguos y pasados de moda, siguen empeñados en esa particular y peculiar revolución: el asalto a los «palacios de invierno». Y para ello, usan sus propios «Potemkin» que, a diferencia del famoso acorazado, está compuesto por esos medios de comunicación propios y los cercanos. Parece que la derecha reaccionaria pretende recorrer el camino contrario a la antigua izquierda revolucionaria y que, en lugar de aspirar a conquistas de libertades, esta derecha trata de conquistar, como sea, Parlamentos democráticos. Y, lo que es mucho más grave, usando medios de un sistema denostado constantemente por la propia derecha: la democracia.
Bueno, pues a pesar de jugar en terreno adversario, en lo que podríamos denominar territorio hostil, como buenos deportistas, o como convencidos demócratas, continuaremos la partida.
Viene como anillo al dedo la frase erróneamente adjudicada a Don Quijote: «Ladran, Sancho, luego cabalgamos»